Las razones por las cuales una mujer desea ser madre pueden ser múltiples y variables e incluso demasiado abstractas como para poder llevarlas al campo del lenguaje. Por eso, es probable que escuchemos decir que la maternidad sea un profundo sentimiento, casi instintivo o inconsciente. En fin, una especie de poderoso llamado interior.
Vemos, pues, que esta idea del deseo materno no presenta problema alguno (ni debería hacerlo). Sin embargo, hay que tener en cuenta que dicho proceso no puede ser llevado a cabo en cualquier momento de la vida. Es decir, existe, en cada mujer, un determinado tiempo vital en la que su aparato reproductor se encuentra apto para dicho estado. Asimismo, en líneas generales se establece que pasando los 38 años comienzan a aparecer determinadas complicaciones que directamente se relacionan con el paso del tiempo y el desgaste que este implica, aunque para cada caso existan diversos factores influyentes que establezcan dicho límite.
Una de las dificultades que pueden tener, entonces, las mujeres de más de 38 años que buscan tener o mantener un embarazo puede ser, además de la reducción cualitativa y cuantitativa de sus óvulos, la obtención de embriones cuyos cromosomas se vean anómalos o alterados. Dichos casos son conocidos como aneuploidías (cambios en el número cromosómico) y suelen ser los causantes de abortos espontáneos en el grupo de mujeres que hacemos referencia en este artículo. Asimismo, durante mucho tiempo muchas mujeres jóvenes –a pesar de tener óvulos fuertes y sanos– también debieron afrontar la difícil situación del aborto espontáneo debido a esta circunstancia de la alteración en el número de los cromosomas que mencionamos.
Afortunadamente, investigaciones realizadas por científicos de CREA (Centro Médico de Reproducción Asistida) en Valencia han podido desarrollar una nueva técnica que permite modificar esas alteraciones cromosómicas en embriones fecundados in vitro. De esta manera han dado a conocer lo que se conoce como técnica CGharray, la cual permite reconocer en forma rápida y segura las anomalías que un embrión in vitro pudiera presentar (excesivo o insuficiente). Así, el aporte de esta nueva metodología es el de transferir al útero materno embriones euploides, que quiere decir embriones con el número correcto de cromosomas. De todas formas, cabe aclarar que dicha técnica es posible en conjunto con otro estudio previo, el screening genético preimplantacional (SGP), que facilita el estudio de los cromosomas en embriones fecundados in vitro.
Aunque estas operaciones microscópicas puedan tener cierto riesgo para el embrión, se espera que el nuevo método pueda ayudar y facilitar el embarazo de mujeres mayores de 38 y, también, el de mujeres jóvenes que hayan tenido más de dos abortos espontáneos o problemas de implantación. En efecto, datos presentados en la Sociedad Española de Fertilidad han demostrado que la técnica de SGP por CGHa logra insertar embriones euploides en el vientre materno, aumentando las posibilidades de gestación en mujeres mayores de 38 años. Aun así, los especialistas han aclarado que el SGP no puede “curar” embriones anómalos si todos los embriones de la pareja resultasen afectados o alterados.
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http://es.wikipedia.org/wiki/Hibridaci%C3%B3n_gen%C3%B3mica_comparada
Costo de una fiv para una mujer de 38 con salpingo
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