La concepción es uno de los milagros más maravillosos de la naturaleza pero cuando por diversos motivos esta no puede seguir su curso, la reproducción asistida es una excelente alternativa. Hoy en día existen muchas técnicas para lograr un embarazo exitoso y sobre todo seguro para la madre y para el bebé.
Dentro de las técnicas complejas de reproducción asistida más conocidas se encuentra la fecundación In Vitro, la cual consiste en unir el óvulo con el espermatozoide en un laboratorio para posteriormente implantarlo en el útero en donde continuará su desarrollo de manera natural.
Esta técnica se recomienda a parejas en donde no se ha logrado la fecundación natural debido a trastornos ovulatorios, trompas de Falopio dañadas, endometriosis, bajo número de espermatozoides o poca movilidad espermática.
En casos en donde se identifica que el óvulo o el espermatozoide no son óptimos para lograr la gestación, también se puede recurrir a donadores para proceder con la fertilización In Vitro.
En un proceso común, se une el óvulo con el espermatozoide y dos o tres días después se procede a la implantación. No obstante, existe una técnica derivada que consiste en prolongar el cultivo In Vitro durante cinco o seis días.
Esta técnica se conoce como Cultivo a Blastocisto debido a que este es el estado en el que se encuentra el embrión a partir del día cinco después de la fertilización. Por supuesto, requiere de mucha dedicación por parte de la clínica que lo realiza para proveer las condiciones óptimas que fomenten su desarrollo.
A partir de este momento ya se puede apreciar una estructura celular claramente definida, es decir, se diferencian las células de la zona central que posteriormente formarán el feto denominadas masa interna y las células trofoblasto que se encuentran en la superficie alrededor de la cavidad y que posteriormente formarán la placenta.
En un proceso de concepción natural, el embrión de dos o tres días de desarrollo se encuentra en la trompa de Falopio y se va desplazando hacia el endometrio para implantarse el quinto o sexto día, cuando ya es blastocisto.
Este procedimiento, también conocido como cultivo embrionario largo, ayuda a incrementar la probabilidad de una gestación exitosa debido a que de manera natural se seleccionan los embriones de alta calidad que han llegado al estado de blastocisto y se encuentran listos para ser implantados.
Además, al realizar la transferencia embrionaria en blastocisto se favorece la sincronía natural entre el embrión y el útero materno, aumentando la probabilidad de embarazo.
Otra de las ventajas que se puede apreciar de esta técnica es que, para evitar embarazos de gemelos o gestaciones múltiples, se transfiere un único embrión en estado de blastocisto.
Existen tres factores principales para que un embrión fertilizado llegue al estado de blastocisto:
Como en todo procedimiento de reproducción asistida, la fertilización In Vitro de cultivo a blastocisto exige un gran compromiso físico y emocional por parte de los padres.
Según la Sociedad de Tecnologías Reproductivas Asistidas (Society of Assited Reproductive Technologies, SART) la probabilidad de un embarazo exitoso por medio de un tratamiento de reproducción asistida es del 43% en mujeres menores de 35 años, del 36% para mujeres entre 35 y 37 años y del 18% para mujeres de 41 años en adelante.
La gran desventaja del cultivo a blastocisto es que puede resultar que ningún embrión tenga la calidad óptima para realizar la implantación y se deba recurrir a otra técnica para conseguir el embarazo.
Actualmente, los avances tecnológicos en los procedimientos de reproducción asistida han permitido que el cultivo a blastocisto sea un tratamiento altamente recomendado y utilizado. Principalmente, se sugiere en pacientes mayores a los 40 años y con ovocitos donados en su tratamiento o en casos con fallos repetidos de implantación ya que el cultivo a blastocisto tiene mayores probabilidades de culminar en un embarazo exitoso.
Ante todo es importante que usted se asesore con una clínica de fertilidad que le garantice acompañarla durante todo el proceso y tenga como prioridad su bienestar y el de su bebé.
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