A pesar de los grandes esfuerzos y avances de la ciencia en materia reproductiva, hay factores que, inevitablemente, resultan difíciles de manejar en las técnicas por reproducción asistida (TRA). Nos referimos, pues, a los efectos emocionales y/o psicológicos que estos tratamientos traen aparejados.
Según una encuesta realizada en los países europeos con mayor tasa de embarazos por tratamientos de fertilización asistida (Francia, Italia, Alemania y España), los sentimientos y/o efectos psicológicos que conllevan las TRA pueden ser determinantes a la hora de definir el éxito o fracaso de los mismos. De ahí, entonces, la preocupación por los científicos e instituciones dedicadas a la medicina reproductiva por aportar alguna solución o ayuda para las pacientes involucradas en dichos tratamientos.
Por eso, de acuerdo al estudio ya comentado (Understanding the perceptions of and emotional barriers to infertility treatment: a survey in four European countries), realizado sobre un total de 445 mujeres que o se encontraban bajo tratamiento o que lo estuvieron en los últimos dos años o que se encontraban con dificultades para quedar embarazadas pero no habían comenzado todavía tratamiento alguno, se estableció que la infertilidad suele asociarse con modos depresivos, ansiedades, enojos, sentimientos de displacer, impaciencia, baja autoestima e, incluso, la idea de sentirse “inadecuadas” como mujeres o simplemente “falladas”. Así, por tanto, podríamos tener una idea aproximada de los sentimientos que una mujer podría experimentar a la hora de enfrentarse a un tratamiento de fertilización asistida. A lo que deberíamos agregar, también, los efectos producidos por las técnicas en sí.
En efecto, otro de los datos que la encuesta proporciona es que gran porcentaje de las mujeres que comienzan un tratamiento suelen estresarse debido a la ansiedad asociada a las inyecciones o el desgaste que las TRA provocan en la pareja. Con respecto a esto último, se constató que uno de los factores que corroen a la relación amorosa tiene que ver con las relaciones sexuales y su consecuente decaimiento en detrimento del placer, la pasión y la intimidad.
Asimismo, otro de los factores que se observaron como causantes de estrés se relacionan con los costos que el tratamiento implica, el impacto negativo que se evidencia en las esferas sociales y la falta de un equipo experto en el asunto psicológico.
Por otro lado, también se señala que dada la gran cantidad de sobre-información que circula en diversas publicaciones y sitios de internet, las pacientes suelen llegar al tratamiento con una percepción negativa del mismo aún sin antes haber realizado consulta alguna.
Por eso, una de las conclusiones que se desprenden del estudio es el de poner en circulación mayor información con respecto a los procesos emocionales y psicológicos que los tratamientos de fertilización asistida desencadenan en las pacientes. De esta manera, se cree que muchas de las mujeres interesadas en iniciar un tratamiento podrían tener más y mejores herramientas para sobrellevar los ya dichos efectos.
Otro dato que resulta llamativo del estudio es que gran porcentaje de las mujeres que tras intentar conseguir largo rato un embarazo natural y que hoy se encuentran bajo tratamiento afirmaron que de haber sabido cómo era, lo habrían empezado mucho antes.
En resumen, la relevancia de los datos aportados por la encuesta aquí reseñada demuestra que en relación a los efectos emocionales y psicológicos que las técnicas por reproducción asistida implican queda aún mucho por hacer y que, para lograrlo, una de las pautas que podrían contribuir sería la distribución de mayor información con respecto al tema. Es así, entonces, como se cree que tanto las pacientes como su entorno (pareja, familia, amigos, etc.) tendrán más y mejores herramientas para entender y afrontar el proceso en el que se encuentran.
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