Una noticia cobró notoriedad dentro del mundo de la medicina especializada en problemas de fertilidad: las drogas que se usan en los tratamientos para estimular la fertilidad no tienen incidencia directa sobre el cáncer ginecológico. La Sociedad Europea de Reproducción Humana y Fertilidad (ESHRE) en su 30º Congreso, que se celebra del 30 al 2 de julio en la ciudad alemana de Múnich, presentó un estudio que descarta la participación directa de los tratamientos de fertilidad con el índice de aparición de cáncer de mama, ovario y útero. El trabajo presentado es el resultado de un análisis que se llevó a cabo con seguimientos a un grupo de mujeres (12.193) durante 30 años. En todo este tiempo se pudo recabar información de primera mano sobre la evolución de la salud de estas pacientes entre 1965 y 1988 en Estados Unidos de América.
Los problemas de fertilidad obligan a la utilización de medicamentos y métodos que, aunque aprobados por los mecanismos de control de salud internacionales y nacionales, suelen despertar sospechas en el público y, a veces, también en los foros médicos especializados. Muchas de estas sospechas o dudas son simplemente momentáneas, ya que los años de experimentación anteriores al lanzamiento de las drogas y las técnicas en el mercado junto al correcto seguimiento de los casos tratados a través del tiempo nos brindan un panorama claro de los efectos y consecuencias de los tratamientos para la fertilidad en los seres humanos.
La reproducción asistida ha probado durante años ser un método seguro tanto para los padres como para los hijos. Sin embargo, siempre han existido reparos verdaderos o falsos sobre las posibles consecuencias de las drogas para estimular la fertilidad en las mujeres y el cáncer ginecológico. Según estudios recientes, las gonadotropinas utilizadas para estimular la ovulación en las mujeres no han aumentado el riesgo de cáncer de útero, mama y ovario en las pacientes que lograron concebir, aunque aquellas que no consiguieron embarazarse presentan una ligera diferencia con las primeras. El riesgo implícito en la utilización de drogas para estimular la fertilidad en mujeres se debe al aumento de la produccion de estrogenos, sustancias presentes en exceso en casos de cáncer de útero, mama y ovárico.
Para los especialistas en problemas de fertilidad es fundamental hacer un seguimiento a las mujeres que han completado su tratamiento, considerando que la mayoría son todavía jóvenes y debería verse qué sucede con ellas al pasar el tiempo. Otras consideraciones incluyen que es necesario tener en cuenta factores ambientales, estilo de vida y herencia genética a la hora de poner sobre el tapete todo aquello que puede afectar a las pacientes para que desarrollen algún tipo de cáncer ginecológicos, descartando que el uso de alguna droga sea, en la mayoría de los casos, el gatillo que haya disparado la enfermedad. Toda esta información, compartida y discutida en el Congreso de la ESHRE ha tomado ahora luz pública en un debate amplio y profundo.
El tiempo durante el cual se ha utilizado una droga para tratar la infertilidad juega un rol importante: las mujeres que ha usado el citrato de clomifeno durante más de doce ciclos menstruales han tenido mayor incidencia en el desarrollo de cáncer de mama que las que no lo han hecho durante tanto tiempo. Ahora podemos decir que en la mayoría de los casos utilizar tratamientos para la fertilidad es seguro dentro de ciertas normas y medidas, siempre con control y asesoramiento medico permanente.
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