El estrés ha resultado un factor desencadenante de muchas enfermedades en los últimos cincuenta años. Los niveles han incrementado en los últimos quince años de manera alarmante, y la exposición a factores contaminantes de estrés no disminuye sino que, por el contrario, aumenta. De todo esto resulta, que como en otros problemas de salud, el estrés cumple un rol nada pequeño entre los factores que perjudican la fertilidad masculina.
Se considera infertilidad a la incapacidad de engendrar luego de haber tenido un año de relaciones sexuales sin protección. Es causada por numerosos factores clínicos, estilos de vida y el medio ambiente donde el paciente se desenvuelve. Las causas médicas de la infertilidad masculina tienen entre otras causas las infecciones de transmisión sexual, la mala alimentación y la desnutrición, el contar con un historial de tratamiento del cáncer, el uso de esteroides con fines estéticos o deportivos, los antecedentes familiares de trastornos genéticos, algunas enfermedades crónicas, o el uso de ciertos medicamentos recetados. Entre los factores medioambientales y de estilo de vida se incluyen el consumo de alcohol y el tabaquismo, el uso de drogas recreativas, el uso de ciertos lubricantes, el contacto con tóxicos y la exposición a altas temperaturas; a medida que se descarten estos y otros elementos como causantes de infertilidad, deberemos analizar el estrés como posible disparador de problemas de fertilidad.
Aunque a menudo se pasa por alto, el estrés emocional juega un papel importante en la infertilidad. El estrés interfiere con las hormonas que afectan la producción de esperma, lo que dificulta que los espermatozoides para cumplir con su objetivo.
Los hombres suelen vivir la falta de fertilidad como una carga vergonzosa:: temerosos de ser juzgados poco masculinos, o de verse humillados por no poder ser los “ganadores”, según se espera de ellos, pasan por alto factores como la interferencia del estrés en su vida emocional y sexual. Esto retrasa el tratamiento de los problemas de fertilidad propiamente dichos como altera la calidad de su vida mental, su relación de pareja y su desempeño en el trabajo.
El estrés se detecta en una buena consulta médica, aunque existen signos visibles de él a simple vista:
El estrés puede perjudicar la vida sexual, generar un malestar difuso o malhumor con la pareja, conducir a actos de aislamiento momentáneos y todo tipo de conducta que refleja frustración en el corto plazo. Atención: algunos de estos rasgos pueden ocultar problemas psicológicos más profundos, por eso se recomienda la rápida consulta con un médico.
Para poder llegar al corazón del problema hace falta establecer una buena comunicación con la pareja, hablar del tema de la infertilidad, educarse y compartir información obtenida de fuentes fehacientes (su médico de confianza, clínicas de reproducción, charlas médicas, sitios médicos prestigioso, etc.). Recuerde que cuanto más averigue y más aprenda, estará mucho más cerca de lograr la solución a sus problemas.
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