El tejido que reviste el útero es llamado “endometrio”. El proceso anormal de la expansión del endometrio fuera del útero, adhiriéndose a los órganos pelvianos, se conoce como endometriosis. La medicina no sabe aún porqué algunas mujeres desarrollan esta enfermedad ( el 10 % de las mujeres padecen endometriosis). La eliminación del endometrio se realiza durante el periodo menstrual: todo los restos del tejido se evacuan junto con sangre por el cuello del útero. Sin embargo, algunas mujeres pueden recibir tejido del endometrio en las trompas de Falopio y desde allí este tejido puede adherirse a los órganos de la pelvis, incluso a los intestinos. En un principio son pequeño botones o manchones de tejido esparcidos por la pelvis, sobre todo en los ovarios, pero llegarse a formar grandes adherencias que unan los órganos internos. Cuando las trompas se ven obstaculizadas por este tipo de adherencia para recoger el óvulo, la mujer tiene problemas de fertilidad severos, ya que no puede concebir de manera natural.
La detección de la enfermedad se produce con frecuencia cuando se realiza una intervención que implica una abertura de la pelvis ( por ejemplo, para extraer un quiste ovárico). En otros casos las pacientes consultan por dolores en el bajo vientre pero muchas veces la enfermedad pasa desapercibida. La consulta más frecuente que lleva al descubrimiento de la endometriosis es la consulta por problemas de fertilidad.
Al iniciarse la serie de estudios por este motivo se llega a descubrir que la paciente tiene una endometriosis de menor o mayor gravedad. La tasa de endometriosis en mujeres con problemas de infertilidad es del 24 al 50 %. Sin embargo, las mujeres jóvenes que han tenido hijos anteriormente pueden presentar endometriosis luego de esos embarazos. También es cierto que algunos aspectos de la interrelación de la endometriosis con la infertilidad permanecen oscuros, ya que las etapas iniciales de la enfermedad no impiden a las mujeres concebir normalmente. Lo que es innegable es que la tasa de nacimiento es menor a las de las pacientes sanas.
Las fases de la endometriosis son cuatro: I, mínima; II, leve; III, moderada y IV, grave. Para clasificar estas etapas se tienen en cuenta la ubicación, extensión y profundidad de las adherencias, además de la existencia y estado del endometrioma ovárico (quistes de color marrón rojizo llenos de sangre). Los síntomas que la paciente manifiesta no tienen relación directa con la gravedad de la enfermedad, pero en la fase IV, la infertilidad puede ser originada por la endometriosis avanzada. Cabe mencionar que también es posible que una endometriosis leve pueda producir infertilidad, aunque no se comprenda francamente el proceso. Es posible que la aparición de las adherencias por pequeñas que fueran, altere el delicado equilibrio del aparato reproductivo en una manera que aún no ha sido detectada, pero que implicaría el funcionamiento hormonal, entre otros factores.
Las mujeres que trataron su endometriosis leve y moderada mejoraron en 29 % su tasa de fertilidad en el periodo posterior inmediato al tratamiento. La medicina tiene una visión optimista sobre la posibilidad de disminuir los síntomas y la expansión de la endometriosis, y mejorar la fertilidad de las pacientes. Es importante que no se deje pasar el tiempo porque en temas de fertilidad, éste es un factor crucial para conseguir los mejores resultados posibles para la mujer que anhela ser madre.
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