Durante mucho tiempo se observó que las mujeres que habían sido sometidas a tratamientos para solucionar problemas de fertilidad desarrollaron posteriormente síntomas relacionados con temas cardiacos y/o circulatorios. Las dudas sobre las complicaciones que podrían sufrir las pacientes tratadas para superar su infertilidad con diversos medicamentos que permitían acelerar la ovulación, por ejemplo, llevaron a largos estudios en varias partes del mundo con el objetivo de dilucidar el aparente enigma sanitario: ¿eran los medicamentos realmente culpables de las alteraciones cardiovasculares? o se trataba simplemente de coincidencias.
La respuesta del American College of Cardiology parece despejar todas las sombras que rodearon al tema por demasiado tiempo. Según un informe presentado por esta prestigiosa institución, y elaborado luego de arduos seguimientos a pacientes tratadas con drogas para la fertilidad y mujeres que no fueron tratadas con ellas, los medicamentos que se utilizan en los tratamientos de reproducción asistida no generan ni empeoran la salud cardiovascular de las pacientes.
Según este estudio, que se produzcan eventos cardiovasculares de importancia después de los tratamientos para problemas de fertilidad en mujeres está profundamente ligado con el tema de la edad de las pacientes. Muchas mujeres llegan por diversos motivos a la consulta médica al borde del límite de su edad fértil. Esto conlleva a que la paciente ya cuente con tendencias no manifestadas de problemas cardiovasculares debido a la edad. Una mujer que no se ha hecho controles de salud de manera habitual y que supere los 35 años de edad puede fácilmente tener signos de hipertensión arterial o alguna otra dolencia cardiaca de débiles proporciones que no comportan ningún tipo de alerta evidente en el momento del tratamiento.
Los Dres. Udell, Hong Lu y Redelmeier, participantes del equipo investigador, evaluaron el riesgo a largo plazo que corrían las pacientes que habían sidos sometidas a un tratamiento para la fertilidad de sufrir eventos tales como un paro cardíaco, accidente cardiovascular (ACV), o insuficiencia cardiaca en un millón cien mil mujeres.
Las gonadotrofinas son medicamentos que cumplen la función de estimular los ovarios en los tratamientos de reproducción asistida. De acuerdo al estado de los ovarios y la dosis que se suministra, el organismo femenino genera nuevos folículos, listos para madurar. De acuerdo a la respuesta de cada mujer a la dosis del tratamiento habrá mayor o menor cantidad de estrógenos disponibles en la sangre: a una buena respuesta, aumenta la cantidad de estrógenos y la cantidad de folículos. El exceso de estrógenos en el organismo de la paciente fue sospechado de producir cambios cardiovasculares negativos a posteriori del tratamiento.
El estudio que produjo el American College of Cardiology da cuenta que una vez que las hormonas han cumplido su función en el organismo, sus efectos desaparecen sin dejar daños residuales. Los estrógenos y la progesterona no afectan de forma permanente el cuerpo y, por lo tanto, no son los causantes de ningún tipo de alteración cardiovascular en las mujeres.
Esto ha llevado tranquilidad a muchas mujeres que postergaban indefinidamente su maternidad por temor a sufrir consecuencias indeseadas: ahora podrán acceder a un nuevo logro en su vida con mucha más naturalidad y sin preocupaciones.
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