Las mujeres que están expuesta a esfuerzos físicos excesivos tienen una disminución de las hormonas llamadas IV y esto termina convirtiéndose en un problema de infertilidad. Un grupo de investigación perteneciente al Imperial College of London presentó un trabajo donde demuestra que es posible restaurar esta hormona esencial para la fertilidad por medio de un tratamiento novedoso. Este estudio fue presentado hace pocas semanas en el Congreso Europeo de Endocrinología de Wroclaw, Polonia.
Es sabido que la fertilidad depende de una serie de hormonas reproductivas que deben encontrarse en óptimas condiciones y en ciertas cantidades disponibles en el organismo femenino para poder concebir. En las mujeres la producción de hormona luteína se relaciona con el funcionamiento del cerebro y ocurre cada una a dos horas en forma episódica. Cuando la mujer se encuentra bajo una fuerte exigencia física como la de un ejercicio profesional o la rutina de un trabajo excesivamente pesado en el plano corporal, la cantidad de luteína volcada en la sangre disminuye, en especial si esto va acompañado de un régimen hipocalórico. La razón es que la energía necesaria para producir la luteína se distrae hacia el esfuerzo que el cuerpo está haciendo, afectando la capacidad reproductiva de la mujer. Aunque no es un verdadero caso de infertilidad, esta baja puede ser crítica en mujeres que ya tienen cierta tendencia a tener niveles bajos de luteína u otros problemas asociados a problemas de fertilidad de la mujer o la pareja.
Cuando la baja es muy seria suelen retirarse o espaciarse demasiado la aparición del periodo menstrual. Esto es conocido como amenorrea hipotalámica y afecta a una de cada 100 mujeres comunes y a una de cada 10 mujeres deportistas profesionales. La kisspeptina es la hormona responsable por iniciar los pulsos que segregan la luteína.
Estudios previos habían demostrado que las mujeres que tenían mutaciones en el código genético de la kisspeptina no inician la pubertad normalmente y pueden resultar infértiles. En este estudio, cinco mujeres con edades entre 18 y 40 años, que sufrían de amenorrea hipotalámica, fueron sometidas a un tratamiento para generar luteína. Cada 8 horas se le suministró de forma intravenosa infusiones de kisspeptina o una solución placebo en seis diferentes ocasiones
Los investigadores les dieron diferentes dosis de kisspetina en cada visita que se les hacía a las pacientes. Durante las dosis intermedias, las mujeres que recibieron kisspeptina liberaron más luteína que las demás, y experimentaron un promedio tres veces superior de generación de pulsos de luteína cada 8 horas que aquellas que recibieron en su lugar placebo.
La conclusión de los investigadores es que en el corto plazo las infusiones de intravenosas de kisspeptina pueden restaurar los pulsos de la hormona luteína y combatir de ese modo la infertilidad. El desafío se centra ahora en la manera que la kisspeptina podría ser usada para tratar diversos problemas de fertilidad femenina, ayudando a generar luteína y quizás ampliando sus aplicaciones a un campo más amplio en el funcionamiento del organismo femenino.
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